“Vivimos en la época más individualizada y egoísta”. “Ya no tenemos a quién admirar”. “Se ha perdido el sentido de comunidad y el sentido de pertenencia no es tan necesario”.
Falso.
Todo esto es falso.
Allá vamos:
Si bien es cierto que una de las características de la modernidad es enaltecer lo individual; esto no quiere decir que los humanos no sigamos sintiendo una necesidad imperiosa de relacionarnos con otros por un objetivo en común.
Nos encantaría que las comunidades que se forman orgánicamente fueran exclusivamente para salvar el mundo del cambio climático, pero hay otras formas interesantes con un rol muy relevante socialmente. La cultura pop se ha convertido en algo tan movilizador a nivel social e ideológico, que no se debe subestimar.
Twitter analizó a nivel global los temas de los que más se habló en su plataforma de 2016 a 2019 (1); el término Fandom creció 292% y Fan Armies 410% Los armies o fandoms son grupos de fanáticos de la industria del entretenimiento; deportes, tv, cine y música.
¿Qué los distingue de los clásicos clubs de fans y por qué ese nombre tan “militar”?
Básicamente los define la época: las herramientas y medios actuales les proveen una capacidad sin precedentes de organizarse, proponer y producir. Su poder es impresionante. En música, son los que hoy en día posicionan a sus ídolos. Los rankings de Billboard, usan distintas variables para elegir a los mejores; una de ellas es el número de escuchas en Spotify y las búsquedas en Shazam. Estos armies se organizan para reproducir una canción en una cantidad irreal de ocasiones: toda la noche mientras duermen, todo el día mientras van a la escuela. Lo que sea necesario para que su artista favorito llegue al primer lugar y se mantenga ahí. En deportes, la presión de los fans ha incluso destituido presidentes de Clubes.
El tamaño también es una diferencia clave a considerar: por ejemplo, al comparar la base de fans de Taylor Swift con la de BTS, la banda más importante de K-pop, el fandom de la cantante norteamericana es apenas el 5% de volumen que el de la banda coreana. Esta enorme cantidad de personas propone contenidos novedosos, organizan porras masivas, hacen coreografías, se graban, suben videos a tik tok, ilustran, viajan. Ya hablamos de que 50 Shades of Grey fue escrita nada más y nada menos gracias a que una fan del internet realizó un Fan Fiction de Crepúsculo en donde en vez de vampiros habría empresarios. Todo esto se produce y “se regala”. El prestigio proviene de la cantidad de personas que lo reconocen, le dan like, lo admiran. Pero lo más interesante es ¿por qué lo hacen?
Después de estudiar a los fandoms, se ha encontrado que estos cumplen con un conjunto de 3 necesidades psicosociales humanas básicas: identidad, autocuidado y conexión social; por ello, son comparados con la religión e ideologías políticas. Los fandoms terminan por definir quién eres. Es evidente en los deportes, uno de los ejércitos más apasionados, donde el tipo de conexiones con completos desconocidos (otros fans de tu equipo) puede llegar a ser más fuerte incluso que los vínculos familiares. La conexión simbólica nos otorga identidad. Es más factible que una persona se presente como “fan del Barcelona” que como “hijo de Pedro”. Animar a determinado equipo los llena y completa.
Algo clave para entenderlos, es que la motivación es intrínseca. No siempre los ídolos se acercan a ellos más que a otros fans menos “organizados” y “disciplinados” -aunque siempre queda el deseo de sentirse más escuchado. Pero fundamentalmente, es algo que hacen por su propio bienestar, sin esperar demasiado a cambio. El sólo hecho de estar convencidos de lo admirable que es aquello de lo que son fans y de sentirse parte de una comunidad con un objetivo en común, es más que suficiente para incentivarlos. Producir contenido los hace creadores, su autoestima aumenta. Demuestran compromiso con sus ídolos; esto prueba su dedicación y los convierte en personas ejemplares. Un círculo virtuoso.
Y es que incluso puede haber política detrás. En México, durante 2019 surgió el abrumador fenómeno de Aristóteles y Cuauhtémoc; dos personajes que componen una pareja gay en la telenovela principal de Televisa (la principal cadena de TV Abierta en México). Los fandoms posicionaron en Twitter el hashtag #Aristemo (la suma de los dos nombres) por 20 semanas consecutivas. Lograron el primer beso homosexual en tv abierta y destituyeron de su cargo a un diputado del partido político en el poder por hablar mal de ellos. En España, los fans de OT, logran convertir en estrella, año tras año, a aquellos que más conectan emocionalmente, no necesariamente a los que mejor cantan.
De saber aproximarse al fenómeno, para las marcas, esto es “oro puro”. Contáctanos para hablarte no sólo no sólo de cómo estos consumidores representan un nivel de influencia y capacidad de gasto abismalmente mayor, sino del modelo que creamos para entender cuáles son las condiciones que propiciarían que una marca despierte pasiones similares.